jueves, 29 de octubre de 2009

Una histórica editorial lanza su libro electrónico




















Barnes & Noble ( www.barnesandnoble.com ) anunció que lanzará su propio libro electrónico en noviembre. Se llamará Nook y empezará a venderse a 259 dólares en los Estados Unidos, a partir del 30 de noviembre. Un epígrafe. Una foto. Y con eso alcanza. Demos vuelta la página. ¡Oh, cómo que no hay más páginas! No, el Nook no tiene hojas para dar vuelta. Así que el epígrafe y la foto merecen otro vistazo.

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Barnes & Noble ha visto muchas cosas desde su fundación en el N° 31 oeste de la calle 15, en Nueva York, pero ahora enfrenta su mayor desafío. Ese querido objeto cultural, que Charles Barnes empezó a imprimir en Illinois en 1873 y que su hijo William decidió comenzar a vender en Manhattan en asociación con Clifford Noble en 1917, está mutando. La informática, Internet y las conexiones móviles hacen posible que en un dispositivo del tamaño de un libro podamos llevar miles de obras e incluso descargarlas en unos segundos desde casi cualquier lugar, sin ir a la librería, sin esperar.

Aunque se los llama libros electrónicos, y pese a que sin dudas esa denominación llegó para quedarse, el Nook y los otros e-books son dispositivos para almacenar y mostrar documentos electrónicos de texto y de imagen. Como en el fondo son computadoras, también pueden, por ejemplo, reproducir música. En una columna del suplemento Tecnología ( www.lanacion.com.ar/967027 ) hay un detallado análisis de la naturaleza de los libros electrónicos.

El Nook es el más nuevo de los pocos, pero poderosos competidores de este mercado y trae algunas innovaciones muy interesantes. Lo que es bastante lógico, considerando que proviene de una empresa que ha estado en el negocio de los libros durante 136 años. Para empezar, su nombre. Un book nook (rincón literario, librería) contiene muchos libros, lo mismo que estos dispositivos. Barnes & Noble, adquirida en 1971 por Leonard Riggio, asegura que tendrá disponibles un millón de títulos para su Nook. Además, será posible "prestar" un libro a otra persona (sólo a una, eso sí) durante 15 días; esto, siempre y cuando el editor haya configurado esa obra en particular para eso.

Como ya no hay papel ni tinta, los títulos disponibles en formato electrónico, por un lado, cuestan menos (9,99 dólares en el caso del Nook y del Kindle, de Amazon: www.amazon.com ), pero también están sometidos a mayores controles. Hace poco, por ejemplo, 1984 y Rebelión en la granja , de George Orwell, desaparecieron de los Kindle porque el editor no había autorizado la distribución de la obra en formato electrónico. La situación produjo una embarazosa tormenta de relaciones públicas para Amazon, pero demostró claramente que existen diferencias fundamentales entre el libro convencional y los electrónicos ( www.lanacion.com.ar/1181678 ).

El Nook y el Kindle permiten comprar libros en sus librerías online. Por lo tanto, es posible obtener obras desde cualquier lugar donde exista conectividad móvil (y también Wi-Fi, en el caso del Nook). De momento, el de Barnes & Noble sólo sirve para comprar libros en los Estados Unidos; Amazon expandió este soporte a otros países sólo una semana antes del anuncio del Nook.

Con sus 317 gramos y la típica pantalla de tinta electrónica en blanco y negro, que hace posible la lectura incluso a la luz del día, el Nook casi no tiene botones y permite la selección de títulos por medio de una segunda pantalla, más pequeña, de color y táctil. También reproduce música y viene con 2 GB de memoria, lo que equivale a unos 1500 libros; si esto no alcanza, tiene una ranura para tarjetas de memoria microSD de hasta 16 GB, o 17.500 libros.

Competirá, claro, con el Kindle, que ya va por su segunda versión, y con los demás e-books . Entre otros, el Reader, de Sony; el Papyrus, de Samsung, y el Cybook, de Bookeen. Paradójicamente, todos tienen un duro competidor en el antiguo libro de papel. Pese al éxito del volumen impreso, aún irreemplazable en muchos sentidos, las editoriales y las librerías están preparando estrategias por si alguna vez les toca seguir la misma suerte que el disco compacto.

Ariel Torres

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