martes, 28 de abril de 2009

La Biblioteca Mundial Digital

Siglos de historia y cultura reunidos a un click de distancia y con acceso gratuito. De eso se trata la World Digital Library, que va a contener la versión digitalizada de cientos de miles documentos, mapas, ilustraciones, manuscritos y grabados de las principales bibliotecas nacionales del mundo.

Bibliotecas y archivos del todo el mundo estarán reunidas en un proyecto conjunto para compartir online sus colecciones de incunables, mapas, ilustraciones, manuscritos y grabados, a través de acceso gratuito.

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Después de casi cuatro años de preparación, la World Digital Library (Biblioteca Mundial Digital) "abrirá sus puertas" a partir del próximo 21 de abril. En esta primera etapa estará disponible en siete idiomas –español, inglés, francés, portugués, árabe, chino y ruso–, además de contenidos adicionales en otros idiomas.

Un prototipo de sus contenidos ofrece la voz grabada del nieto de 101 años de un esclavo norteamericano, un planisferio del siglo XII, y fotografías brasileñas del siglo XIX.

A partir de la idea de James Billington, de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos , el proyecto ha sido desarrollado por esa entidad y la Unesco, además de otros 32 organismos de todo el mundo, incluidas las bibliotecas nacionales de Irak, Egipto, Rusia, Brasil, Israel, Arabia Saudita y Uganda.

Además de documentos y grabaciones, el archivo digital también dispondrá de videos realizados por expertos en los que se explica la importancia de cada archivo y su relevancia histórica y cultural. Los usuarios podrán realizar búsquedas por lugar, época o tópico, y cada material tendrá a su vez enlaces a artículos y documentos relacionados que incluyen música, grabados, fotografías, bocetos arquitectónicos y otros archivos de relevancia cultural.

La Biblioteca Mundial Digital tiene como objetivo promover el entendimiento internacional, ampliar en Internet los contenidos en otros idiomas que no sean los occidentales, así como contribuir a la investigación y la educación. Cuando Billington propuso la idea en junio de 2005, dijo que este proyecto ofrecería "la promesa de acercar a la gente celebrando, precisamente, la individualidad y profundidad de culturas diferentes en un único emprendimiento global".

El año pasado la Unión Europea lanzó el prototipo de Europeana, un sitio en Internet que albergará los archivos digitalizados de más de mil bibliotecas, museos e instituciones de ese continente. El sitio puso a prueba su popularidad cuando fue lanzado en noviembre del año pasado, con diez millones de usuarios en su primera hora, lo que provocó un colapso que obligó a cerrar termporariamente el sitio, que aún se encuentra en fase de prueba.

Libros digitales

Los libros digitales, otro capítulo en la batalla de Google, Yahoo! y Microsoft
Tras anunciar la digitalización de 15 millones de libros, Google alentó a sus principales competidores a subirse a este nuevo campo de batalla ofreciendo ejemplares gratuitos en la red. En estos casos, la clave está en seguir el modelo de descarga de canciones de iTunes.
El proyecto de Google de digitalizar millones de libros estimuló el surgimiento de varias iniciativas similares: tal vez no sean tan ambiciosas, pero en cambio buscan llegar a realizarse sin tener problemas con los derechos de autor. Tanto Yahoo como Microsoft, los dos principales rivales de Google, anunciaron que planean utilizar su tecnología de búsqueda por palabra clave para rastrear el contenido de libros.

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No dijeron, como lo hizo Google en diciembre de 2004, que preveían digitalizar en seis años más de 15 millones de libros. Discretos sobre las cifras, ambos grupos precisaron que, junto con sus bibliotecas asociadas, se abocarían primero a digitalizar obras sin derechos de autor registrados. La semana pasada, el sitio de venta de libros en Internet Amazon.com fue más lejos al revelar su intención de vender en línea obras en formato digital, que podrán comprarse por página o por capítulo
Aunque en Estados Unidos otros sitios similares –como ebooks.com – ya ofrecen descargar libros en la computadora del cliente. Este proyecto de Amazon fue bien recibido en el mundo editorial, que denuncia sin embargo al proyecto de biblioteca virtual de Google, “Google Print”. Con el proyecto Amazon Pages, “se pondrán a prueba varios modelos (económicos) y trataremos de participar en el debate sobre qué quieren los consumidores y a qué precio", señaló John Sargent director general de Holtzbrinck Publishers, filial del grupo alemán Verlagsgruppe.
Otro editor, Random House (grupo Bertelsmann), ya estimó las tarifas de las páginas electrónicas. Según la editorial, “cobrar 99 centavos por 20 páginas podría ser atractivo como oferta introductoria” a este nuevo modo de compra. “La industria del libro debe encontrar el equivalente de iTunes (el popular sitio de Apple para descargar canciones en Internet) y quizás ése sea un paso en la buena dirección”, comentó al diario The Wall Street Journal Paul Aiken, director ejecutivo del sindicato de autores, al iniciar una demanda contra Google por violación de derechos de autor.
Al referirse al modelo de la música en línea, el mundo editorial muestra su voluntad de sacar un provecho financiero de la digitalización de sus obras. Así, es mucho más frío con respecto a Google, acusándolo de favorecer el intercambio gratuito a expensas de la propiedad intelectual. “El objetivo de 'Google Print' no es poner a disposición libros en forma gratuita, hay demasiada confusión", dice, irritada, Rebecca Jeschke, de la Fundación Electronic Frontier Foundation, que aboga por una Internet libre y considera "fantásticos" los proyectos de bibliotecas virtuales. "Se trata de crear una nueva manera de acceder a los libros", no de reemplazar al librero, añade. "Esto va a ayudar al público y a los autores y editores".
Google, que acaba de posibilitar el acceso a una serie de libros de dominio público, no cesa de repetir que para las obras con derechos de autor registrados propondrá sólo "extractos cortos", a menos que tenga luz verde del editor. En cuanto a las perspectivas de los sitios que quieran vender libros electrónicos, los expertos son escépticos. "Esto parece tener más sentido para los docentes universitarios o los estudiantes que buscan extractos precisos de un libro, pero menos para la gente que lee a Harry Potter", explica Patti Freeman Evans, de la firma Júpiter Research. "No es tan fácil extraer una sección y darle un valor como a un CD", añade. Además, la música se transporta más fácilmente en formato digital, mientras que a priori nada presenta la misma flexibilidad que un libro "físico", según la analista.

En la red, los libros siguen a la música

Hace unos años, la música se pasó a Internet. Ahora, todo indica que los libros enfilan el mismo camino de la mano de diversos proyectos de bibliotecas online y distribución digital de textos. Ya puede verse la tendencia:
Google Print coloca en la red los primeros 10.000 volúmenes de su biblioteca, anunciada hace unos meses y que, con polémica incluida, ha servido como detonador de esta situación. La página ya permite consultar documentos históricos y obras de autores como Henry James.
El arranque definitivo del proyecto de Google, en el que participan las universidades de Michigan, Stanford, Harvard y Oxford y la Biblioteca Pública de Nueva York, se produce tras las denuncias ante los tribunales de varias asociaciones de la industria editorial norteamericana y de Authors Guild, un organismo que representa a 8.000 autores.
Yahoo! anunció la Open Content Alliance, en la que participan Archive.org, HP, Adobe y Microsoft. El objetivo es crear otra biblioteca digital de gran envergadura.
Microsoft acaba de anunciar su acuerdo con la British Library para digitalizar 100.000 volúmenes, con un plan inicial, para el 2006, de 10.000 libros.

La pizarra digital, según Bill Gate

El presidente de Microsoft, Bill Gates, auguró -el 23 de enero en Berlín- un futuro en el que cada estudiante dispondrá de su propia pizarra digital, en sustitución de libros de texto y cuadernos, a imagen y semejanza de un proyecto que se desarrolla en 390 centros escolares de España.
El magnate informático destacó que el pionero proyecto “Pizarra Digital” que se experimenta en la región española de Aragón es “todo un éxito” y afirmó que la educación es la “mayor inversión” que puede hacerse, así como el campo con mayor potencial de mejora gracias a las nuevas tecnologías.
Gates, clausuró así el V Foro de Líderes Gubernamentales de Microsoft en Berlín junto con la canciller alemana, Angela Merkel.

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El presidente de la compañía explicó que su programa Alianza por la Educación alcanza ya a 90 millones de personas entre escolares, estudiantes, profesores y responsables políticos de 101 países, aunque en los próximos 5 años se espera que lleguen a ser 270 millones de personas en 160 países.
Para este fin, estima que invertirán 200 millones de dólares en el programa, cuyo mayor proyecto es el que se desarrolla en Aragón, aunque también disponen de iniciativas en La India, Hungría y en 19 países de Latinoamérica, donde participan 58 millones de personas, especialmente en Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia.
Gates destacó que en este siglo cambiará la naturaleza del uso de las nuevas tecnologías, así como la interacción con los dispositivos hasta el punto de que se “superarán las barreras de espacio” y la información “acompañará al usuario vaya donde vaya”.
También aseguró que proliferarán los interfaz de carácter natural como el uso de la voz, los bolígrafos sensibles o las pantallas táctiles que irán sustituyendo al ratón y al teclado en la relación del usuario con la máquina.
Por otra parte destacó que los campos en los que las tecnologías pueden marcar una “gran diferencia” son la educación, la sanidad y la administración pública, uno de los temas de debate clave del simposio de Microsoft, que reunió en Berlín a líderes políticos y económicos de 32 países.

Las TICs y la educación a distancia

La educación a distancia ha pasado por tres etapas. En primer lugar, fue el documento impreso, con la publicación de materiales escritos que se intercambiaban. Luego vino la etapa llamada "analógica", con la incorporación del vídeo, la radio y la televisión abierta y por cable. Por último llegó lo digital, caracterizado básicamente por la videoconferencia, las redes y la creación de las aulas virtuales. Hoy tenemos una educación a distancia que integra las tres etapas, pero con la tendencia a repetir con las TIC lo que siempre se ha hecho sin ellas: transmitir y transmitir información, de un modo unidireccional. Se nos antoja pensar que esto ocurre en gran medida porque la jerarquía de las estructuras de mando, gestión y organización chocan con la horizontalidad de la comunicación y su coaprendizaje.

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Lo importante sigue siendo el sistema educativo, sus contenidos, los saberes y sus portadores (los docentes), los resultados académicos, en vez de los alumnos. El saber no está en un centro cerrado llamado libro o aula, tiene muchos accesos y precisa de la participación de todos para llegar a las redes del conocimiento. César Coll define esta tendencia afirmando que se está generando la idea de que la introducción de las nuevas tecnologías va a comportar un cambio metodológico, de una manera casi mágica, y se pregunta si ese optimismo es sólido o se queda a menudo en lo potencial, en lo posible, antes que en lo real.

Las TICs en la educación

Internet hoy forma parte del oxígeno que respiramos. Este ecosistema digital impregna todas y cada una de las actividades humanas. Sin embargo, como todo fenómeno que agiganta su impacto en poco tiempo, precisa una reflexión y un debate. Hace treinta y cuatro años U. Eco escribió Apocalípticos e integrados, en donde calificaba a los que estaban en contra y a favor de los medios de comunicación de masas (a partir de este momento MCM). Ahora tenemos otro debate abierto frente a las llamadas tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

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Desde las instituciones escolares y académicas este debate adquiere una polémica paradoja. Por un lado, los organismos gubernamentales nos dicen que es necesario ampliar la cultura de las humanidades –estaríamos en una línea apocalíptica, puesto que esto implica reducir los horarios de otras materias más tecnológicas, así como algunas optativas–, pero, por el otro, al mismo tiempo nos venden grandes proyectos que se sostienen en el reparto de ordenadores, planes de conexión y muchos cursos informáticos. Mientras tanto, en los centros y escuelas sigue funcionando la pizarra y, salvo honrosas excepciones, las salas de informática sólo sirven para repetir los tradicionales esquemas de transmisión de conocimientos en los que sólo interesan los programas y el docente.
Hay quien dice que nada cambia si no cambia la mentalidad. La compleja fenomenología de las pantallas mete mucho miedo en el cuerpo de los docentes. Los motivos son muchos y diversos, pero qué duda cabe que el tren de la sociedad corre más que el de la escuela. ¿Podemos seguir enseñando desde las batallitas de los libros de texto cuando la información circula a velocidades de vértigo por las autopistas de la Red? Es obvio que el rol del profesor no debería ser el de depositario del saber, el de portador de la palabra y de la información. Tampoco la comunicación puede ser unidireccional y jerárquica. Ni podemos seguir teniendo como referencia la unidad espacial de las cuatro paredes del aula, ni como tiempo de aprendizaje el horario lectivo. Quizás podríamos empezar a perfilar un educador mediador, facilitador de procesos de aprendizaje, en el que lo esencial es el sujeto estudiante. ¿Qué retos y exigencias conlleva una revolución digital que se implica e integra en los distintos entornos educativos?